Consolas de entrada
Las consolas de entrada estructuran visualmente el espacio desde el umbral. Colocadas contra la pared, sirven de práctico soporte para objetos cotidianos: llaves, correo, bandejas de bolsillo. Su poca profundidad permite una circulación fluida en zonas de mucho tránsito. En madera, metal o mármol, cada consola de entrada define un punto focal funcional a la vez que se integra en las líneas del entorno. Según el modelo, puede incluir un discreto cajón o un estante bajo para mayor almacenamiento sin ocupar demasiado espacio. leer más >
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Consola de mármol negroNoora
565 € 415 €-25%

Consola de nogalHemët
580 € 495 €-15%

Consola de tekaBollène
480 € 335 €-30%

Consola con cajones de maderaAustin
465 € 355 €-25%
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Organización funcional en torno a una consola de entrada
La consola de entrada cumple una clara función utilitaria: depositar los objetos que se llevan o utilizan a diario, sin interrumpir la circulación. Este mueble auxiliar proporciona una superficie de apoyo rápida nada más entrar en casa. Es ideal para objetos como un separador de bolsillos, un llavero, una carta o un cuaderno. Cuando se coloca debajo de un espejo de pared, completa un conjunto coherente, útil para los últimos ajustes antes de salir.
Características formales y adaptación a espacios reducidos
Las consolas de entrada suelen tener entre 70 y 100 cm de ancho, con una profundidad de unos 35 cm. Esta compacidad permite instalarlas en pasillos, vestíbulos estrechos o espacios secundarios. Las patas suelen ser independientes para no restar impacto visual. La encimera, a veces acompañada de un cajón, ocupa muy poco espacio, pero es suficiente para el uso previsto. Algunos modelos añaden un estante inferior, útil para cestas o zapatos ligeros. El material varía en función del aspecto deseado: madera maciza para una sensación cálida, metal para un aspecto más gráfico, cristal o mármol para aligerar el impacto visual global.
Disposición coherente y vínculo con el resto del interior
Una consola de entrada actúa como umbral visual del interior. Por ello, debe interactuar con el resto de elementos del mobiliario, sobre todo si es visible desde el salón o la cocina. La elección del color, el material y el volumen contribuyen a crear un conjunto coherente. Si la entrada no está compartimentada, la consola puede servir de transición entre zonas, delimitando un espacio sin crear un cerramiento. Colocada sola o acompañada de un espejo, un perchero mural o una luminaria, crea un punto de recepción a la vez legible y discreto.
Discreta pero estructurante, la consola de entrada responde a una doble exigencia: uso inmediato e integración espacial. Su aparente sencillez esconde una verdadera lógica de instalación y legibilidad funcional.