Escritorios
Las mesas de oficina constituyen la base funcional de cualquier espacio de trabajo. Su formato, altura y equipamiento deben responder a necesidades específicas: escritura, informática, organización de documentos. Una mesa de oficina bien elegida debe ser ergonómica, fácil de desplazar y ocupar el mínimo espacio. Los materiales, la anchura útil y los dispositivos de almacenamiento varían según el contexto: teletrabajo, uso profesional, sala dedicada o rincón optimizado de una habitación. leer más >

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Funcionalidad y organización de una mesa de oficina
La elección de una mesa de oficina pasa por evaluar los usos previstos: puesto de trabajo informático fijo, superficie de escritura, zona de archivo o lugar para reuniones ocasionales. Estas funciones determinan el formato del tablero, la altura de trabajo y la presencia o no de elementos integrados (cajones, pasacables, nichos). A diferencia de los muebles de uso general, las mesas de oficina están sujetas a limitaciones funcionales precisas que deben definirse de antemano.
La anchura mínima recomendada para el uso diario es de 120 cm, para dar cabida a un ordenador, iluminación y soportes adicionales. Una profundidad de al menos 60 cm garantiza un espacio libre suficiente entre el usuario y la pantalla, al tiempo que deja espacio para el uso manual (teclado, portátil, tableta). Algunos modelos estrechos (90 cm) pueden ser adecuados para un puesto de trabajo puntual o un espacio reducido, siempre que la superficie se mantenga al mínimo.
Tipologías, formatos y materiales
Las mesas de escritorio se presentan en varias configuraciones en función del espacio y las limitaciones técnicas. el modelo simple: tablero y base, sin almacenamiento incorporado, adecuado para una distribución flexible. el escritorio con pedestal fijo o móvil: útil para archivos, pequeños equipos o artículos de papelería. el escritorio en ángulo: utiliza dos paredes y permite una separación clara de las tareas (trabajo informático en un lado, trabajo manual en el otro). el escritorio de altura regulable: diseñado para alternar la posición sentada y de pie, con vistas a una ergonomía en evolución.
Los materiales varían en función de los requisitos de diseño: madera maciza o chapada por su resistencia y estabilidad. metal, a menudo utilizado para estructuras portantes. paneles técnicos (MDF, laminado) para presupuestos controlados y un acabado uniforme. el vidrio, más raro, se elige a menudo por su ligereza visual pero no es adecuado para un uso prolongado o intensivo.
El acabado debe permitir un uso repetido sin marcas excesivas ni mantenimiento restrictivo. Las encimeras mates evitan los reflejos, los bordes reforzados resisten los roces y las patas abiertas permiten el paso de cables o guardar una silla cuando la mesa está desocupada.
Agencia, entorno e iluminación
La posición de una mesa de oficina en el espacio debe tener en cuenta varios factores: orientación de la luz, acceso a tomas eléctricas, distancia a puntos de paso. Es aconsejable situar el escritorio cerca de una fuente de luz natural, de lado y no de frente, para evitar reflejos en la pantalla. La iluminación adicional (lámpara de escritorio) debe complementar la luz ambiente sin crear deslumbramientos en la zona de trabajo.
En una habitación compartida o en un espacio reducido, el escritorio debe ser compacto sin comprometer la comodidad. Añadir estantes de pared o módulos colgantes permite externalizar el almacenamiento sin sobrecargar la superficie de la mesa. Una lógica de escritorio despejado (superficie permanentemente libre) mejora la concentración y el tiempo de trabajo sin fatiga visual ni pérdida de eficacia.
Optar por un escritorio significa estructurar un espacio de trabajo estable, adaptado a los gestos repetitivos y a la gestión de la información. Su elección no se basa en el efecto visual, sino en responder a necesidades prácticas precisas, en un entorno limitado o dedicado.
Optar por un escritorio significa estructurar un espacio de trabajo estable, adaptado a los gestos repetitivos y a la gestión de la información