Mesas de centro de piedra
Las mesas de centro de piedra aportan un material denso y estable al centro del salón. Cada mesa de centro de piedra se basa en un equilibrio entre peso, textura y superficie útil. El material capta la luz de forma difusa, según su acabado pulido, rugoso o apomazado. Esta presencia mineral contrasta con asientos ligeros o alfombras estructuradas. El formato suele ser compacto, pensado para una instalación fija. Según el tipo de piedra -mármol, travertino, granito o composite-, la mesa se convierte en un hito visual duradero, sin variación cromática marcada con el paso del tiempo. leer más >
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¿Por qué integrar una mesa de centro de piedra en un salón?
Una mesa de centro de piedra estructura un espacio de forma legible y duradera. El material, ya sea natural o reconstituido, introduce una densidad visual inmediata. Este tipo de mesa se inscribe en una lógica de anclaje al suelo: no pretende aligerar el espacio, sino estabilizar una composición densa. A diferencia de las superficies barnizadas o pintadas, la piedra no se deforma ni se decolora y su desgaste gradual mantiene una textura homogénea.
Es ideal para su uso en habitaciones donde el centro del salón está definido y no está sujeto a movimientos frecuentes. El elevado peso de la estructura limita la movilidad, pero garantiza una perfecta estabilidad, incluso en suelos irregulares. Una mesa de centro de piedra puede utilizarse para contrastar con materiales suaves (tela, madera clara, fibras naturales) en líneas limpias. También se integra en conjuntos minerales o monocromáticos para reforzar un ambiente unificador.
Materiales disponibles y efectos visuales asociados
Las piedras más utilizadas son el mármol, el travertino, el granito y la caliza. Cada una tiene una estructura y una reacción a la luz diferentes. El mármol tiene una superficie veteada, a veces brillante, que capta los reflejos según el color y la intensidad de la luz. El travertino, más mate y poroso, tiene un color estable, con asperidades visibles que cambian de percepción según la distancia. El granito es denso, a menudo granuloso, y especialmente resistente a los golpes o a los objetos calientes. La piedra caliza, más blanda, requiere más cuidados pero desarrolla una lenta pátina con el uso.
Cada mesa de centro de piedra puede pulirse, apomazarse o dejarse sin acabar. Un acabado pulido acentúa los contrastes y refleja la luz, por lo que puede quedar bien en interiores oscuros o compactos. Un acabado mate absorbe la luz ambiental y encaja mejor en un ambiente tranquilo o de poco contraste. La elección depende del papel visual que desee asignar a la mesa: fuerte puntuación o discreta continuidad.
Los cantos pueden ser rectos, achaflanados o redondeados. El tratamiento de los bordes influye en la experiencia táctil y visual, especialmente en formatos compactos o de uso frecuente. Algunos modelos tienen una parte superior monolítica, mientras que otros tienen una estructura separada (base + parte superior). La distinción entre estos dos enfoques depende del equilibrio buscado entre el efecto de masa y la legibilidad de las líneas.
Implantación, uso y mantenimiento
Una mesa de centro de piedra se instala sobre una superficie estable, preferiblemente no frágil: suelo de baldosas, hormigón, madera maciza o moqueta densa. El peso del mueble debe tenerse en cuenta en la compra y la entrega. No está diseñado para ser desplazado con regularidad. Su posición debe definirse de antemano, con una separación mínima de 30 a 40 cm entre la encimera y los asientos.
La encimera acoge objetos de uso cotidiano como libros, vasos y objetos de decoración. Como algunas piedras son más sensibles a la acidez o al calor, se recomienda el uso de posavasos y protectores, especialmente para el mármol y la piedra caliza. Para limpiarlo, utilice un paño húmedo y un producto neutro no abrasivo. Los acabados porosos pueden impermeabilizarse de vez en cuando, dependiendo de la naturaleza de la piedra y de la frecuencia de uso.
Este tipo de mesa puede utilizarse sola o en combinación con una versión más pequeña o más baja. Las composiciones múltiples permiten modular la superficie útil sin introducir ligereza artificial. El objetivo sigue siendo mantener la coherencia formal del conjunto, incluso cuando hay varios volúmenes.
Elegir una mesa de centro de piedra significa establecer un punto estable en la habitación. Está pensada para espacios con visión a largo plazo, donde la masa y el material priman sobre la movilidad o la modularidad.
La mesa de centro de piedra es el complemento perfecto para cualquier espacio vital