Mesas de centro doradas
Las mesas de centro doradas introducen un elemento metálico visible en la composición del salón. Una mesa de centro dorada se basa en el uso de un acabado de latón, bronce claro o metal tratado, aplicado a la base, el tablero o toda la estructura. Este tratamiento refleja parcialmente la luz, creando contrastes directos con los materiales mates que la rodean. Es una mesa rígida o tubular, a menudo combinada con cristal, mármol o madera oscura. Este tipo de mesa requiere una cuidadosa organización visual para no sobrecargar el espacio. leer más >
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Entender la función visual de una mesa de centro dorada
Una mesa de centro dorada funciona como punto focal visual en el salón. Su acabado metálico atrae la mirada sin necesidad de jugar con el color. El oro puede aplicarse a toda la estructura o sólo a la base, dependiendo de la configuración del modelo. A menudo se utiliza para introducir una variación de textura más que un efecto luminoso directo. Según el acabado (cepillado, satinado, brillante), el efecto puede ir desde un destello ocasional hasta una superficie marcadamente reflectante.
Este tipo de acabado se integra en ambientes equilibrados, con un juego controlado de materiales. El dorado puede ampliar un tono presente en otra parte de la habitación (latón en una lámpara, marco metálico, detalle textil) o crear un punto focal visual distinto. Su presencia exige pensar en la cantidad de elementos brillantes o metálicos del espacio. Demasiado aislado y puede parecer decorativo. Demasiada repetición, y pierde su función de hito.
Formatos, disposición y combinaciones habituales
Las mesas de centro doradas se presentan en formatos compactos o alargados. La forma de la tapa suele ser sencilla (redonda, ovalada, rectangular), dejando que el metal estructure el efecto. La base dorada puede adoptar la forma de un pie tubular, un marco soldado o un elemento esculpido. La encimera, de cristal, mármol o madera teñida, contrasta o se contrapone según el acabado elegido. Una tapa de cristal transparente revela la estructura, acentuando la presencia del oro. Una encimera oscura crea un efecto de masa más pronunciado.
Estos modelos se colocan generalmente en el centro del salón, sobre una alfombra lisa o ligeramente estampada para mantener una lectura clara. La combinación con asientos de tela mate o cuero equilibra el aspecto brillante del metal. En habitaciones muy luminosas, un acabado cepillado o envejecido reduce los reflejos directos. En interiores más oscuros, el metal pulido refleja la luz artificial y aporta dinamismo a la composición.
La altura varía entre 30 y 40 cm, en línea con los estándares de las mesas de centro. Algunas mesas doradas están diseñadas como composición dúo o anidada, con dos niveles o dos formatos complementarios. Esta opción permite modular la superficie útil adaptando al mismo tiempo el impacto visual del oro en toda la estancia.
Materiales, mantenimiento y vida útil
El tratamiento del oro se aplica generalmente sobre una base de acero o aluminio. Puede ser chapado, galvanizado o pintura metalizada. La resistencia al rayado y a la oxidación depende del método utilizado. Los modelos de latón macizo son más raros, más pesados y requieren un mantenimiento específico. En todos los casos, el metal debe limpiarse con un paño suave, sin abrasivos ni productos ácidos.
Las bandejas asociadas también deben elegirse en función del uso previsto. El vidrio es sensible a los choques térmicos y debe limpiarse con regularidad. El mármol requiere un mantenimiento no agresivo para preservar su aspecto. La madera teñida, cuando se combina con un dorado brillante, crea una base visual estable que absorbe parcialmente la luz.
La mesa de centro dorada sigue siendo un mueble de uso cotidiano, siempre que su acabado se adapte a la intensidad de uso. No debe percibirse únicamente como un elemento frágil o decorativo. Su atractivo reside en su capacidad para incorporar metal visible sin imponer un efecto precioso u ornamental.
Elegir una mesa de centro dorada significa insertar un punto metálico legible en la estructura del salón. Actúa como un elemento de contraste controlado, que se integra en una composición sobria o estructurada. Su colocación y su asociación con otros materiales determinan su papel en la interpretación global del espacio.
La elección de una mesa de centro dorada significa insertar un punto metálico legible en la estructura del salón