Mesas rectangulares
Las mesas de comedor rectangulares ofrecen una organización clara del espacio y facilitan la movilidad de los muebles. Su formato lineal se adapta tanto a espacios estrechos como amplios, en versiones fijas o extensibles. Esta categoría incluye modelos con capacidad para cuatro a diez personas, según el tamaño. Los materiales, las bases y los acabados varían para adaptarse a usos específicos: comidas cotidianas, reuniones puntuales o composiciones modulares. Una mesa de comedor rectangular estructura el espacio sin limitar su distribución. leer más >
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¿Por qué elegir una mesa rectangular?
El formato rectangular es el que más fácilmente responde a las necesidades de un comedor estructurado. Su forma permite una organización lineal de los asientos, con una disposición simétrica y una distribución fluida de las funciones. Cada comensal dispone de un espacio definido, sin pérdida de espacio en el centro ni en los laterales. La mesa rectangular es también la más fácil de colocar en un interior: puede colocarse contra una pared, centrada en la sala o en continuidad con otros muebles, como un aparador o una enfilada.
Se adapta igualmente a salas largas o a zonas diáfanas. En una cocina abierta, puede utilizarse para delimitar zonas sin tabiques. En un comedor cerrado, puede ocupar un lugar central sin dejar de permitir una circulación fluida. Además, este tipo de mesa favorece los intercambios cara a cara, algo que se sigue buscando tanto en el uso cotidiano como en las comidas prolongadas.
Materiales, estructura y acabados disponibles
Las mesas de comedor rectangulares se presentan en una amplia gama de materiales. La madera maciza (roble, nogal, haya) suele elegirse por su durabilidad y su aspecto cálido. También ofrece una estabilidad muy apreciada en los grandes formatos. Las encimeras de MDF chapado en madera, melamina o cerámica aligeran visualmente la estructura y facilitan su mantenimiento. El vidrio templado, aunque menos utilizado, puede ser apropiado para interiores contemporáneos, reforzando la sensación de apertura visual.
La base puede variar según las necesidades funcionales. Una base central libera las esquinas de la mesa, lo que puede ser útil en espacios pequeños o para combinar distintos tipos de asientos. Las patas en forma de U o de X añaden presencia gráfica al tiempo que mantienen una buena estabilidad. La elección de las patas también influye en la cantidad de espacio disponible para las piernas, algo que a menudo se pasa por alto pero que es esencial para sentarse cómodamente.
Algunos modelos incorporan extensiones laterales o centrales. Estos sistemas están diseñados para facilitar su uso, sin comprometer la solidez del conjunto. Una mesa rectangular extensible permite adaptar la disposición a diferentes usos: comidas con una pequeña familia, recepciones ocasionales, trabajo compartido. Esta flexibilidad funcional es a menudo un criterio de elección en interiores contemporáneos de uso flexible.
Agencia, compatibilidad y lógica de diseño
Integrar una mesa rectangular en un espacio no requiere una sala dedicada. Este tipo de mesa puede cohabitar con una zona de estar, una cocina abierta o incluso un despacho. En interiores multifuncionales, puede utilizarse como superficie de trabajo, de reunión o de actividades. Admite tanto alineaciones rígidas (seis sillas idénticas) como combinaciones más libres: una mezcla de sillas desparejadas, la adición ocasional de un banco o la inserción de un sillón.
Este formato se adapta a una gran variedad de estilos decorativos. Puede adoptar las líneas de un interior industrial, escandinavo, clásico o minimalista, en función del tratamiento de la encimera, el acabado de las patas y las proporciones generales. Su función es crear un punto focal sin sobrecargar visualmente la estancia. La regularidad de su forma evita las rupturas en la lectura de los volúmenes y facilita la instalación de luminarias suspendidas, alfombras o la circulación alrededor del mueble.
Su función es crear un punto focal sin sobrecargar visualmente la habitación