Sillones clásicos
Los sillones Classic se basan en un preciso equilibrio formal, heredado de modelos históricos. Patas esculpidas, respaldos curvados y asientos generosos: cada elemento cumple una función tanto estructural como estética. Un sillón clásico encaja en una composición estable, donde los materiales y las líneas ya están establecidos. Madera maciza, tela tensada o tachonada, curvas controladas: crea un punto focal en estancias de ritmo pausado. La colocación debe tener en cuenta las perspectivas, la circulación y las líneas de visión. leer más >
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Definición y códigos formales del sillón clásico
El sillón clásico retoma códigos de tradiciones estilísticas precisas, a menudo vinculadas a las épocas Luis XV, Luis XVI, Directorio o Imperio. Sus líneas son simétricas, sus volúmenes ponderados. Los reposabrazos, el respaldo y las patas siguen una lógica de equilibrio y proporción. No se olvida la comodidad, pero la función primordial es la estabilidad visual. Este tipo de sillón tiene una presencia tranquila y sosegada, sin excesos formales. Encaja en estancias donde la composición ya está construida, a menudo en torno a elementos antiguos o reinterpretados.
Materiales, acabados y posicionamiento en el espacio
Los materiales utilizados son tradicionales: madera maciza tallada, a menudo barnizada o patinada; telas lisas o con motivos clásicos; clavos de tapicería a la vista o ribetes tensados. La elección de estos elementos responde tanto a criterios funcionales como estéticos. La madera aporta densidad y ritmo, mientras que los tejidos matizan o acentúan la presencia. El sillón clásico puede colocarse frente a un sofá, a dúo en una biblioteca o como punto focal en un hall de entrada. Su colocación debe respetar el flujo de circulación, sin obstaculizar el efecto de conjunto. Su altura y anchura deben ajustarse a los demás volúmenes para no romper el equilibrio visual.
Diálogo con otros elementos de mobiliario
Este tipo de sillón funciona en un entorno coherente: molduras, revestimientos de madera, revestimientos gruesos, iluminación difusa. También puede dialogar con elementos más contemporáneos, siempre que el contraste se diseñe como una tensión constructiva. Demasiados elementos antiguos en un mismo espacio pueden hacer que el conjunto resulte demasiado pesado. Un solo sillón clásico puede bastar para proporcionar un ancla, una referencia visual, una estructura tranquilizadora. En todos los casos, el uso del sillón no debe limitarse a un efecto decorativo: sigue siendo un mueble de apoyo, destinado a acoger, enmarcar y estabilizar un espacio.
El sillón clásico es una pieza muy legible. Impone una disposición rigurosa y un tratamiento claro de los volúmenes. Bien colocado, contribuye a la construcción de un interior estructurado, sin redundancia ni sobrecarga.
El sillón clásico es una pieza muy legible