Sofás clásicos
Los sofás clásicos presentan líneas equilibradas, reposabrazos envolventes y proporciones estables. Inspirados en modelos históricos o tipologías probadas, se integran en interiores estructurados sin efectos decorativos recargados. Cojines independientes, asientos continuos o respaldos tapizados: cada elemento sigue una lógica de diseño precisa. Esta categoría incluye formatos concebidos para estructurar los espacios vitales sin alterar la jerarquía de los volúmenes ni restringir la circulación. leer más >
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Identificar un sofá clásico en la decoración
Un sofá clásico se define por un asiento estable, reposabrazos bien diseñados y una construcción simétrica. El respaldo suele ser fijo, a veces ligeramente curvado, con cojines independientes o integrados. La geometría general es clara, sin excesivos efectos visuales. Este tipo de sofá incorpora características que se encuentran en modelos inspirados en Louis-Philippe y el periodo del Directorio, así como en las formas más sobrias de los muebles del siglo XX. Ofrece un asiento versátil, centrado en la comodidad cotidiana, sin alterar la percepción global del salón.
Materiales, acabados y relación con el estilo
Los sofás clásicos utilizan materiales duraderos: estructura de madera maciza o multicapa, tapicería de espuma de densidad media o alta, suspensión de cinchas o muelles. Los revestimientos incluyen lino, algodón, lana tejida o terciopelo, dependiendo del nivel de lectura visual requerido. Los colores se mantienen sobrios, a menudo en tonos neutros, para fundirse con el resto del mobiliario. Las patas pueden ser visibles, torneadas o rectas, y a veces ocultas para aligerar la silueta. Los acabados son discretos, apostando por la continuidad de las formas y la estabilidad en el tiempo.
Implantación en el salón y coherencia global
El sofá clásico ocupa su lugar contra una pared o en el centro de un salón, según la configuración de la estancia. Suele acompañar a una mesa de centro, una alfombra y sillones a juego o escalonados. Su presencia debe permitir una buena circulación a su alrededor, definiendo al mismo tiempo una zona de descanso claramente identificable. Puede combinarse con una librería, un aparador o una iluminación regulable. El sofá clásico está pensado para espacios donde la permanencia formal prima sobre la variación estética. No busca captar la atención, sino anclar la composición de la estancia en una lógica funcional continua.
El sofá clásico ofrece un asiento legible y duradero, diseñado para estructurar el espacio sin redefinir sus usos. Forma parte de una continuidad formal que favorece la estabilidad de los volúmenes y la coherencia de los materiales.
El sofá clásico ofrece un asiento legible y duradero, pensado para estructurar el espacio sin redefinir sus usos