Bancos de entrada
Los bancos de entrada combinan un asiento bajo con un práctico almacenamiento. Permiten sentarse y calzarse, además de guardar bolsos, zapatos y accesorios cotidianos. Colocados contra una pared exenta o bajo un perchero, dan estructura visual al umbral al tiempo que mantienen el tráfico fluido. Esta categoría incluye formatos abiertos y cerrados, según el nivel de diseño y el espacio disponible. El banco de entrada tiene una lógica funcional, donde cada elemento responde a una clara necesidad de almacenamiento. leer más >
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Función principal y disposición del banco de entrada
El banco de entrada es un mueble diseñado para cumplir dos funciones simultáneamente: proporcionar un asiento bajo e incorporar un espacio de almacenamiento accesible. Su ubicación, normalmente cerca de la puerta principal o en una esclusa, lo sitúa en el centro de los movimientos cotidianos. Puede utilizarse como asiento para calzarse o descalzarse, o como lugar para dejar un bolso o efectos personales al llegar o salir. Esta doble función lo convierte en un mueble de umbral muy útil en espacios reducidos y muy transitados. El formato suele ser compacto, con una profundidad de entre 30 y 45 cm.
Tipologías, materiales y sistemas de almacenaje
El banco de entrada puede ser una simple bandeja sobre una base, o incorporar compartimentos cerrados o abiertos. Algunos modelos incorporan cajones, trampillas o pedestales. Otros prefieren nichos abiertos para acceder directamente a zapatos o bolsos. La elección depende del nivel de discreción requerido y de la frecuencia de uso. Los materiales más comunes son la madera maciza, el metal pintado, el ratán o los paneles laminados. Algunos modelos también incorporan un cojín extraíble o una superficie textil para sentarse. Los acabados varían en función del entorno, pero suelen ser sobrios para no agobiar visualmente la entrada.
Relación con otros elementos y lógica de diseño
El banco de entrada forma parte de un conjunto funcional más amplio: perchero, espejo, percheros, zapatero. Puede colocarse solo o integrado en una composición lineal. Su posición debe facilitar los movimientos repetitivos de entrada y salida de la vivienda, permitiendo al mismo tiempo la libre circulación. La adición de un banco también puede servir para estructurar visualmente un pasillo o para estabilizar una pared vacía en un corredor. La coherencia del material y el tamaño con los elementos adyacentes garantiza la continuidad formal en el restringido espacio de la entrada.
El banco de la entrada actúa como mueble de transición. Vincula el exterior con el interior, a la vez que proporciona funciones claras en un formato controlado. Su uso forma parte de una rutina diaria específica, en la que la practicidad y la compacidad priman sobre la demostración formal.
El banco de la entrada actúa como un mueble de transición