Brutalismo

El estilo Brutalismo se define por el uso de materiales como el hormigón en bruto, el acero y el cristal que ofrecen una funcionalidad sin adornos. Sus orígenes se remontan a la década de 1950, bajo la influencia de los arquitectos Le Corbusier y Mies van der Rohe. Utilizaron estos elementos para crear edificios monumentales en los que primaban la practicidad y la estructura.

Este estilo encaja bien con los espacios minimalistas. Los muebles brutalistas, a menudo de madera maciza y metal, se construyen en torno a formas simples y geométricas. Presentan acabados mates o rugosos que recuerdan a los materiales en su estado natural. Este proceso acentúa una dimensión táctil y visual desvinculada de cualquier artificio decorativo.

En cuanto a la iluminación en un interior brutalista, el uso de luminarias con estructuras metálicas y formas puras garantiza la continuidad con todo el mobiliario. La yuxtaposición de estos elementos crea una atmósfera sobria y armoniosa, destacando la pureza de las líneas y los materiales. Para incorporar el Brutalismo al hogar, la yuxtaposición de hormigón y texturas metálicas ofrece un ambiente riguroso y elegante.

En conclusión, el Brutalismo se basa en una estética que combina funcionalidad y minimalismo. Propone una perspectiva arquitectónica que prioriza la verdad de los materiales y enfatiza la fuerza de las formas creadas. Cada pieza se convierte en una expresión de rigor estructural y simplicidad.