Mesa de comedor redonda
Las mesas de comedor redondas reorientan la circulación y facilitan las conversaciones. Al eliminar las esquinas, permiten que los asientos fluyan libremente en todas direcciones. Una mesa de comedor redonda estructura el espacio sin imponer un eje dominante, por lo que es ideal para estancias diáfanas o multifuncionales. Su formato se adapta con naturalidad a las configuraciones de tamaño medio, con el mismo espacio libre en todas las direcciones. Las patas varían en función del uso: centrales para aprovechar al máximo el espacio, en forma de cruz o de trípode para estabilizar la estructura sin obstaculizar los asientos. leer más >
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¿Por qué elegir una mesa de comedor redonda?
Una mesa de comedor redonda cambia la forma de organizar y utilizar el espacio. Al no tener esquinas, facilita la disposición regular de los asientos. Este tipo de formato es adecuado para estancias en las que la circulación es libre y constante, como salones abiertos, cocinas comunicadas o espacios centrales. Su forma redonda permite utilizarla simétricamente en todas direcciones, sin favorecer ningún lado en particular.
La mesa redonda favorece el debate en pequeños grupos. Permite una mejor visibilidad entre los comensales, sin obstáculos ni huecos. Esta disposición hace que las comidas fluyan mejor y las conversaciones sean más naturales. En una sala cuadrada, es un buen sustituto de una mesa rectangular, reduciendo el efecto de saturación en las esquinas.
Dimensiones, disposición y circulación
El diámetro de una mesa de comedor redonda determina directamente su capacidad de asientos. Un tablero de 100 a 120 cm permite sentar cómodamente a 4 personas. Por encima de 130 cm, es posible sentar de 6 a 8 comensales, según el tipo de asiento utilizado. Es esencial dejar un espacio libre regular alrededor de la mesa: un mínimo de 75 cm a cada lado para permitir que las sillas se muevan hacia atrás y que las personas se desplacen por la habitación.
La elección de la base influye en el uso diario. Una pata central permite colocar las sillas libremente alrededor, sin limitaciones estructurales. Este tipo de base se recomienda para espacios pequeños o comidas frecuentes. Las bases en forma de cruz o las estructuras múltiples ofrecen mayor estabilidad, pero deben elegirse en función del tipo de silla y de la altura del asiento para evitar molestias en las piernas.
En cuanto a la disposición, una mesa redonda suele encajar en configuraciones abiertas: salón-comedor, cocina con isla, espacio multifuncional. Puede retranquearse ligeramente de una pared, centrarse bajo una lámpara colgante o colocarse según la orientación de la luz natural. Esta flexibilidad permite adaptarla a usos cambiantes sin congelar la estancia.
Materiales, estabilidad y mantenimiento
La encimera puede ser de madera maciza, MDF chapado, cerámica, cristal o composite. La madera proporciona un material cálido y denso adecuado para el uso diario. Está disponible en acabado aceitado, barnizado o inacabado según el aspecto deseado. La cerámica ofrece una gran resistencia a las manchas y al calor, sin dejar de ser fina. El cristal aligera visualmente la mesa, pero requiere más mantenimiento para mantener limpia la superficie. Los compuestos como el terrazo o el hormigón encerado añaden una textura visual distintiva, pero a veces requieren un tratamiento hidrófugo.
La estabilidad depende de la unión entre la parte superior y la base. Los diámetros grandes requieren una base suficientemente ancha o lastrada. Los modelos desmontables deben garantizar un atornillado seguro para evitar movimientos laterales. Debe prestarse especial atención al contacto con el suelo: deslizaderas de fieltro sobre parqué, patas regulables sobre baldosas u hormigón, según el tipo de revestimiento.
El mantenimiento depende del material. Un paño húmedo suele ser suficiente para la madera tratada o las encimeras de cerámica. El cristal requiere productos no abrasivos para evitar microarañazos. Algunos modelos tienen tableros desmontables u hojas extensibles integradas, que deben manipularse con cuidado para mantener su integridad con el paso del tiempo.
Una mesa de comedor redonda no se basa solo en su forma: cambia la lógica de uso, reenfoca las interacciones y suaviza la percepción global de la habitación. Se adapta a diferentes contextos sin cambiar la distribución, manteniendo la legibilidad y la circulación.
Una mesa de comedor redonda no se basa solo en su forma: cambia la lógica de uso, reenfoca las interacciones y suaviza la percepción global de la estancia