Mesas de centro verdes
Las mesas de centro verdes introducen un matiz inusual en el salón. Combinado con diversos materiales -madera maciza, metal, cerámica-, este color modula la percepción de la luz y define un punto focal en el mobiliario. Ya se trate de un modelo único o de una mezcla de varios tonos, cada mesa juega a los contrastes o a la armonía con el resto del mobiliario. Esta selección presenta piezas concebidas para encajar en composiciones sobrias o más audaces, respetando proporciones adaptadas al uso cotidiano. leer más >
Filtros
Mejores ventas

La mesa de centro verde como elemento visual estructurador
La elección de una mesa de centro verde permite introducir un tono identificable sin alterar el equilibrio general de una habitación. A diferencia de los colores neutros, el verde atrae la mirada sin dominar. Actúa como un marcador dentro del área social. En tonos oliva, salvia, caqui o verde intenso, influye en el ambiente: fresco o cálido, en función de la luz y los materiales circundantes. Esta mesa se convierte entonces en un elemento de transición entre un suelo claro y un sofá oscuro, o al revés.
Materiales que complementan el verde
Las mesas de centro verdes suelen combinarse con estructuras de madera, metal o piedra. La madera aporta una nota natural que amplía el registro orgánico del verde. El metal, por su parte, acentúa las líneas y añade una presencia más nítida. El mármol y el terrazo, por su parte, introducen sutiles variaciones basadas en vetas o inclusiones. Cada combinación altera la percepción del color principal: una tapa de metal verde mate produce un efecto completamente distinto al de una tapa esmaltada sobre una base de madera.
Formas, dimensiones e integración en el espacio
La elección del formato depende del papel que se pretenda desempeñar: mesa auxiliar central o módulo complementario. Los modelos redondos encajan fácilmente en espacios pequeños o salones diáfanos. Los formatos rectangulares u ovalados se adaptan mejor a sofás esquineros o salones largos. La altura debe estar en consonancia con la altura del sofá para garantizar la comodidad de uso. En su versión modular, la mesa de centro verde también puede incluir un segundo tablero o una superficie inferior para almacenaje.
Más allá de su atractivo estético, cada mesa debe encontrar su lugar en función del flujo de tráfico, su proximidad a otros elementos y el nivel de contraste deseado con el suelo y los textiles. No es sólo un objeto decorativo, sino un punto de movimiento, un lugar donde sentarse o reunirse.
Conclusión
Apostar por una mesa de centro verde supone introducir un color funcional en el salón. Ni neutro ni invasivo, sirve de apoyo visual y se adapta a muchos registros decorativos sin imponer una única lectura. Su diversidad de acabados, formas y materiales permite crear un espacio coherente y vivo, sin excesos.